Comentario
Se conocen las diferentes áreas de necrópolis que ceñían a la ciudad y que se establecieron con claros criterios urbanísticos y alineados en relación a las calzadas que salían de la ciudad. Eran las siguientes.
La gran necrópolis de la salida del Puente, correspondiente a los siglos I y II d. C., con restos de mausoleos, donde con posterioridad se edificaría una basílica en torno a la cual se desarrolló un cementerio cristiano.
Otra, muy extensa, ocupaba la zona sudoriental de la ciudad, entre el kardo maximus y la calzada que se dirigía a la Meseta y a Corduba. Era, probablemente, la más importante. Son diversas las sepulturas halladas, que responden a una variada tipología. Entre los ejemplos más notables, los llamados, por Moreno de Vargas, Bodegones, con cámara abovedada, en planta rectangular, y arcosolia para la disposición de los sarcófagos, y los mausoleos a cielo abierto conocidos como Columbarios, correspondientes a las familias de los Julios y los Voconios, de incineración, y con retratos pintados de la familia enterrada en el caso del de los Voconios.
Por fin, otro núcleo importante era el dispuesto a lo largo del valle del río Albarregas, cuyos límites habría que fijar entre la calzada antes mencionada y la que se dirigía a Olisipo. Igualmente ha ofrecido una interesante tipología funeraria.